#lookbookdf: coolhunting defeño



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La maestra pregunta si México es un distrito de moda. Yo me pongo a pensar y llego a la conclusión de que en realidad no me importa saber si lo es o no, de lo que si estoy seguro desde hace ya varios años, es que nuestra capital es sin duda un crucero de gustos y comportamientos tan inestables como la economía del país. El primer punto de encuentro e interacción del que se tiene registro es el Gran mercado de México, allá en la época colonial, luego de la caída de Tenochtitlán. El comercio prehispánico se vio alterado en su mecánica mercantil, siendo reubicados en lo que actualmente es la plancha del zócalo. Indígenas y europeos convivían a diario, intercambiaban productos de primera necesidad. Pero también comenzó un proceso que, a pesar de ser inculcado a la fuerza y sometimiento, es un gran ejemplo de cómo funciona una tendencia y acapara un área considerable de la población: la evangelización. Los sacerdotes de la Nueva España aprovecharon este nuevo punto de encuentro de razas para influir en el comportamiento e ideología de los que ahora eran los desplazados, los nativos de la extinta ciudad de Tenochtitlán. Pronto comenzó el nacimiento de una nueva población nacional dada por la unión de sangre europea y la prehispánica, y la necesidad de pertenecer a una élite que dieron lugar a una nueva diversidad cultural de la cual actualmente somos parte. Es interesante como la mecánica de la imitación tiene sus orígenes desde hace mucho tiempo, no sólo  de México y su esplendoroso pasado, sino también de las distintas civilizaciones al rededor del mundo.

Todos queremos pertenecer, no quedarnos atrás. De un tiempo a la fecha me he dado a la tarea de observar a toda la gente con la que me cruzo, todos, incluidos pepenadores, andrajosos, microbuseros, las novias de éstos, comerciantes y todo tipo de personas. También me gusta ver gente adinerada paseándose por los tianguis y plazas comerciales. ¿Mis lugares favoritos? el metro. Pero, ¿por qué me gusta tanto verlos?. Ya lo mencionaba anteriormente, la mecánica de la imitación, o mimetismo, como lo designan algunos sociólogos como Gabriel Tarde (1843-1904). Las leyes de la imitación (1989) es el trabajo con el cual Trade analiza el comportamiento mimético de los individuos en la sociedad. Designa dos tipo de leyes de imitación: las lógicas (se dan naturalmente, por el avance de la tecnología y la necesidad de mejorar la vida diaria ) y las extralógicas (influencias provenientes principalmente de las elites). Las leyes lógicas hacen referencia al factor novedad, por así decirlo, y su lucha con el factor existente, al cual intenta desplazar. Muchas veces el factor novedad vence al existente, y otras se da una síntesis de ambos factores. Así de sencillo suena incluso el surgimiento de una tendencia, pero una tendencia surge por la coalición de diferentes factores que han ido gestando por un tiempo determinado. Ejemplo de estas leyes lógicas en nuestro contexto podría ser el uso de un smartphone. Cada vez es más frecuente que una persona que no precisamente pertenezca a un nivel socioeconómico elevado sea poseedor de un teléfono inteligente. Las necesidades diarias en esta era de avanzada tecnología hace que funciones básicas de llamar y enviar mensajes sean realmente insuficientes, y nos obligan a ir más allá de nuestras posibilidades a estar al tú por tú con los demás. Las leyes extralógicas resultan más agresivas, ya que un dominante (élite) subordina el comportamiento del individuo.  La batalla entre ideas nuevas e ideas viejas o tradicionales es mas evidente y agresiva, trastocando incluso ideologías. Ejemplo de esto desgraciadamente es la influencia de la cultura del Narco en la población de los estados con mayor índice de violencia por esta actividad delincuencial. Son variados los casos en los que el narcotráfico transgrede los valores familiares y orilla a sus integrantes a adquirir comportamientos que violan la ética familiar que había permanecido muchas generaciones atrás.


El Distrito Federal, más que un distrito de moda, resulta un centro de intercambio, apropiación, incidencia y reflejo de lo que como nación tercermundista observamos de otras naciones. Las celebridades (cantantes, principalmente) contribuyen a esta aspiración de la que muchos son víctimas, deformando o exagerando lo que ven, dando como resultado objetos y estilos muy particulares.

El Distrito Federal es un claro ejemplo de cómo las leyes lógicas y extralógicas de las que habla Trade combaten simultáneamente en un mismo tiempo y espacio, a pesar de que esta teoría tiene poco más de cien años. Pero ¿qué hay de bueno en todo esto?, pues todo, por lo menos para mi. Últimamente me ha dado por rescatar esos mecanismos de imitación por medio de la fotografía. Instagram ha resultado el medio idóneo para esta labor que poco a poco he ido trabajando. Me gusta documentar el cómo la gente decodifica la información de la cual es víctima y la refleja según sus posibilidades. La piratería tiene mucho que ver en este proceso de mimetismo y de identidad que incluso algunas tribus urbanas han llevado a cabo, como los Mazahuaskatocholopunks, término que el fotógrafo y sociólogo Federico Gama acuño después de darse a la tarea de observar y documentar a la población juvenil rural que venía a la capital en busca de trabajo y un mejor nivel de vida:

" Son jóvenes indígenas y rurales –hombres y mujeres- que provienen de diferentes estados de la República Mexicana como Hidalgo, Veracruz, Oaxaca, Estado de México y Puebla, entre otros. Pertenecen a diversas culturas pero se integran como un solo grupo en la Ciudad de México por que comparten algunas características: son inmigrantes que trabajan en empleos similares (la construcción, los hombres y las labores domésticas, las mujeres); se congregan en espacios determinados (la Alameda Central, la Feria de Tacubaya, los alrededores del mercado de San Ángel y los rumbos de las estaciones del metro Tacuba, Hidalgo, Pino Suárez y Observatorio); se buscan y se encuentran los domingos -su único día de descanso- para socializar, divertirse, platicar, bailar, comer, tomar cerveza y buscar pareja, y porque además han adoptado como propio el atuendo de cholos, skatos, punks, darks, emos o rockers o la mezcla de todo esto, logrando así crear su propia identidad urbana ".


Con el #lookbookdf en instagram he ido documentando poco a poco el vestir y el comportamiento de la gente, a veces con un tono de crítica y otros por el mero placer de rescatar escenas que me parecen interesantes en las que la usabilidad e indumentaria son protagonistas. Mujeres y hombres aparecen en esta serie de fotos que poco a poco voy trabajando, incluso me ha resultado un  ejercicio de retroalimentación para mi proceso de cazatendencias. algo que en realidad me gustaría ser. Pero, ¿qué tiene que ver todo lo anterior con el diseño?. Simple, a diferencia de muchos otros, para mi el diseño es una reflexión, más que una actividad. Una reflexión que surge del observar a la sociedad y que deriva en un servicio para ésta. Al observar a la gente y su comportamiento, se puede deducir sus necesidades, sus inquietudes y sus aspiraciones, factores clave para dar pie a un proyecto de diseño. Sentarse un rato, olvidarse de lo demás y dedicarle tiempo a la gente y su andar es suficiente para detectar oportunidades en las que el diseño puede intervenir, y ya de paso, actualizarse en temas de moda y tendencia. 




Referencias

Villegas, "Del tianguis prehispánico al tianguis colonial, lugar de intercambio y predicación (siglo XVI)", pag. 93-100. 

Erner, "Capítulo IV El modo de dominación de las tendencias" en Sociología de las tendencias, pag. 69-71.


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