"La cultura popular como mercancía"
Cornejo Caballero Carla Ximena
27.05.15
"La industria cultural es una segunda industrialización. La primera (la de la revolución industrial) fue la industrialización de los objetos. La segunda es la industrialización del mundo simbólico, de las imágenes y de los sueños. Es una expansión del mercado. "
-Edgar Morin
El término industria cultural tiene sus orígenes en las ideas de dos teóricos alemanes, Theodor Adorno y Max Horkheimer quienes en el año de 1968 publicaron un artículo titulado: La industria cultural. Iluminismo como mistificación de masas. También es el sociólogo francés Edgar Morin quien retoma, concretiza y aporta a este concepto.
A muy grandes rasgos el término industria cultural define el proceso por el cual las diferentes manifestaciones del arte son reducidas a mercancía produciendo valores económicos.
En los estudios de Adorno y Horkheimer, así como en los de Morin, se habla de este término empleándolo específicamente para referirse al teatro, el cine, la literatura y hasta los en ese entonces nacientes medios de comunicación masiva como la televisión, la radio, las revistas, etc. Es decir, los contenidos de carácter artístico se retoman por la cultura de masas para transformar dichos contenidos en simple entretenimiento, lejos de llevar al consumidor a imaginar, pensar o contemplar. En la actualidad las formas de producir y difundir contenido de entretenimiento se han transformado debido al acelerado crecimiento tecnológico, un claro ejemplo es el Internet.
En los estudios de Adorno y Horkheimer, así como en los de Morin, se habla de este término empleándolo específicamente para referirse al teatro, el cine, la literatura y hasta los en ese entonces nacientes medios de comunicación masiva como la televisión, la radio, las revistas, etc. Es decir, los contenidos de carácter artístico se retoman por la cultura de masas para transformar dichos contenidos en simple entretenimiento, lejos de llevar al consumidor a imaginar, pensar o contemplar. En la actualidad las formas de producir y difundir contenido de entretenimiento se han transformado debido al acelerado crecimiento tecnológico, un claro ejemplo es el Internet.
El término industria cultural hace referencia a todas las manifestaciones que permiten satisfacer el gusto, el deseo y la apreciación estética a cambio de un valor o remuneración económica como por ejemplo la radio y la televisión, por citar algunos ejemplos de industria muy bien establecidos y clásicos. Así mismo considero que con las transformaciones a las estructuras de organización que han surgido a través del tiempo y que nos llevan a la sociedad actual, el concepto de industria cultural puede ser mucho más amplio. En este sentido, son la venta de experiencias y la venta de elementos de la cultura popular, dos vertientes que a pesar de ser un tanto distintas entre sí, son productos de la actual industria cultural que cada vez tienen mayor auge.
Si bien, existe una industria cultural, entonces también existe un consumo cultural, el cual menciona el autor Pierre Bourdieu:
Hablar de consumo cultural equivale a decir que hay una economía de los bienes culturales, pero que esta economía tiene una lógica específica. La sociología trabaja para establecer las condiciones en las cuales se producen los consumidores de bienes culturales y su gusto, y al mismo tiempo para describir las diferentes maneras de apropiarse de los bienes culturales[…]
El consumo cultural tiene que ver con el estudio y el análisis de por qué las personas eligen dentro de una oferta de productos, alguno en específico. Por cuáles valores o a qué se debe que tomen determinada decisión.
Tanto el consumo cultural como la industria cultural, terminan por desenvolverse a través de la capacidad humana del gusto y la cual a su vez está determinada por el contexto y núcleo de origen de las personas. Así lo menciona Bourdieu en el capítulo Consumo Cultural:
Contra la ideología carismática que considera a los gustos en materia de cultura legítima como un don de la naturaleza, la observación científica muestra que las necesidades culturales son producto de la educación [...] y en segundo lugar del origen social.
Contra la ideología carismática que considera a los gustos en materia de cultura legítima como un don de la naturaleza, la observación científica muestra que las necesidades culturales son producto de la educación [...] y en segundo lugar del origen social.
Lo que nos dice Bourdieu es que el gusto, esa capacidad que poseen las personas para decidir entre un objeto y otro o entre determinada acción y otra está estrechamente relacionado con el nivel de educación que se tenga y con el lugar de procedencia. El nivel de educación se refiere al grado de conocimientos y la capacidad intelectual que se posee. El lugar de procedencia tiene que ver en cierta manera con el lugar en el que nacemos pero sobre todo con el lugar que dicta por sus características, nuestra acciones o comportamientos.
Es importante mencionar que el gusto en una sociedad de masas sirve o puede utilizarse precisamente para jerarquizar o clasificar a las personas en grupos o estratos sociales.
Por último mencionaré un concepto que permitirá un mejor análisis del tema a abordar, dicho concepto es el lugar antropológico. Este término aparece en el texto de Los no lugares de Marc Auge, quien define el lugar antropológico de la siguiente manera:
Reservaremos el término de "lugar antropológico" para esta construcción concreta y simbólica del espacio que no podría por sí sola dar cuenta de las vicisitudes y de las contradicciones de la vida social pero a la cual se refieren todos aquellos a quienes ella les asigna un lugar […]
El lugar antropológico es el lugar de origen de cada persona y el cual determina las conductas humanas de quien lo habita. Dicho lugar tiene normas de convivencia, reglas de residencia y un código que entiende y practican sólo quienes son procedentes de ese lugar.
Con anterioridad mencioné algunos productos de la actual industria cultural como lo son la comercialización de experiencias y de lo "popular". Hoy en día se venden experiencias, cada vez es más común ir a realizar cierta actividad o comprar en algún lugar no sólo por el objeto que nos puedan dar sino por las interacciones que como usuario se pueden tener a la hora de consumir o pagar por algún tipo de servicio, un ejemplo que no tiene mucho que acaba de acontecer es el Festival Internacional de las Luces en México, el cual interviene con proyección y mapping algunos recintos del patrimonio cultural de la Ciudad de México, es así como miles de personas asisten a este festival conociendo o no su transfondo artístico pero acuden por la experiencia de ser parte de ese momento. La cultura popular definida como el conjunto de elementos que provienen o que caracterizan a los sectores mayoritarios de clases o estratos sociales "bajos" hoy en día es comercializada también. La marca Lolkina es una marca que combina elementos de las artesanías mexicanas con un toque contemporáneo y que optimiza la utilidad de la gráfica artesanal mexicana. Sus accesorios van desde los $65 hasta los $500. Y como esta marca muchas. Otro ejemplo puede ser la exposición De ida y vuelta, exposición de diseño mexicano que, en la totalidad de sus piezas el diseñador ocupa la forma y producción artesanal.
Filux 2014
Tenis con estampado artesanal de la marca Lolkina.
Exposición De ida y vuelta en el CNA.
Ahora, podemos revisar o analizar proyectos que combinan o unen estas dos formas de comercializar de la industria cultural en México y que tienen cada vez mayor auge. Un ejemplo muy claro de este fenómeno son los diferentes negocios que se sitúan en colonias como la Roma y la Condesa y con menor frecuencia en Polanco. Son negocios, en su mayoría restaurantes o establecimientos donde se venden alimentos en los cuales su decoración tiende a tener elementos de la cultura popular remasterizados y en donde no sólo te venden el producto o alimento sino también la experiencia de estar en un lugar ambientado de esa forma. Un ejemplo es la lonchería Peltre ubicada en la colonia Condesa y que por palabras de su chef Daniel Ovadía dice que: 'La idea principal de Peltre es crear una auténtica "lonchería" y de esta manera devolverle a la colonia lugares en los cuales las personas puedan venir y sentirse parte del barrio'. En cuanto a su decoración está ambientado para ser un lugar que transmita tranquilidad. Un objeto que es característico de este lugar y que está en su decoración es la lámpara de peltre diseñada por Ariel Rojo, el tipo de peltre que ocupa este diseñador en su lámpara es el mismo que se ocupa en las ollas o caserolas que generalmente son muy baratas y ocupadas generalmente por quienes provienen de una clase mediera-baja o baja, en general sus muebles están hechos de este material. También hay otros objetos como los contendores de agua que originalmente se ocupan en los puestos de tianguis para las "aguas frescas", o como el molinillo de madera para batir el chocolate el cual es otro elemento del imaginario popular.
Lonchería Peltre. Panorama general.
Contenedores simulando un puesto de aguas frescas.
Lámparas de peltre diseñadas por Ariel Rojo.
Si analizamos la venta y comercialización de experiencias combinado con la remasterización de elementos de la cultura popular como productos de la industria cultural y específicamente del ejemplo anterior la Lonchería Peltre, a partir de los conceptos de consumo cultural, gusto y lugar antropológico pode
mos determinar que si bien el gusto permite a los usuario del establecimiento escogerlo de entre otras opciones tiene que ver con que su grado de conocimiento y su lugar de origen lo permite, en primer instancia las personas que acuden a ese lugar generalmente es porque viven o trabajan cerca del establecimiento, en ese sentido la primer característica que permite a una persona elegir ese lugar para comer es porque es parte de su lugar de origen y eso permite que esté dentro de sus gustos. En cuanto a que el concepto sea la remasterización de elementos de la cultura popular podemos definir que rompe con su lugar antropológico en que dichos elementos provienen de clases sociales o niveles socioeconómicos por debajo del propio, es decir, si bien la Condesa no es un lugar donde se desenvuelva la clase rica o con mayor poder adquisitivo de México sí es una zona donde se vive por lo menos con un poco más de lo básico para sustentar las necesidades más elementales del ser humano, mientras que los objetos que remasterizan provienen de clases o niveles socioeconómicas que apenas pueden conseguir lo necesario para cubrir sus necesidades básicas. Generalmente cuando se confrontan características de dos lugares antropológicos diferentes, hay una tensión, conflicto o rechazo total, pero lo interesante es cuando uno de eso lugares antropológicos adopta y transforma elementos de otro lugar antropológico para hacerlos aceptables dentro de su entorno. Lo que es diferente a mí, me puede resultar grotesco o inapropiado pero puede también resultar fascinante. Y más cuando un estrato por encima del otro es quien se apropia de dichos elementos para ponerlos al servicio del suyo.
Tanto el tema de la experiencia como producto y la remasterización de lo popular, no son conceptos realmente nuevos, quizá ahora se les está poniendo mayor atención y la intención de optimizarlos. Y precisamente la importancia de estos conceptos es que todo el tiempo funcionan y que se ha comprobado a los largo de las décadas y el transitar del tiempo.
Fuentes consultadas:
Marc Auge, Los no lugares. Espacios del anonimato (Barcelona, Editorial Gesida, 2004)
Pierre Bordieu, Consumo cultural.
Horkheimer y Adorno en La industria cultural. Iluminismo como mistificación de masas. (Buenos Aires, 1988.)
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