Don de Dios: del barrio al aparador

Don de Dios: del barrio al aparador

Oscar Fernández Jiménez

@dial055

 

"Su disfraz lo protege y, al mismo tiempo, lo destaca y aísla: lo oculta y lo exhibe."

Octavio Paz, sobre los pachucos.

 

La industria televisiva en México es diferente, los medios están repletos de famosos cuya fama termina pasando Centroamérica. La industria musical en México es diferente,  contempla música regional alternando con bandas locales influidas por lo generado en el vecino del norte. México, es diferente, la ubicación tan especial convierte a México en un país que no es sudamericano, no es centroamericano, no es norteamericano y quizá ni es mexicano.  Al puente hacia EEUU y al mismo tiempo ser un país maquilador, muchas cosas se quedan en el camino. El consumidor mexicano, como resultado, tiene un mercado enorme disponible frente a sus ojos. Es tanta la información que no hay tiempo de analizarla, a veces se limita a no adquirir nada o a adquirirlo todo.


Dentro de los grupos juveniles en México, específicamente en las zonas marginadas de la capital y lugares cercanos, hay jóvenes que reciben toda esta información y ellos desde su particular punto de vista, con una percepción forjada en el barrio, interpretan y se alimentan de tanta información. Debido a la natural búsqueda de identidad entre los jóvenes,  aquellos surgidos desde grupos minoritarios han buscado pertenencia y esta ha dado resultados interesantes.


En las zonas marginales de Estados Unidos, pobladas por descendientes de mexicanos, surgen en los Ángeles, grupos de personas cuya particular forma de vestir, era una parodia respecto al stablishment del American Way of Life. Buscando contrastar con los pulcros trajes de solapa ancha utilizados por la aparentemente mayoría caucásica, aquellos que se sentían diferentes y como consecuencia del trato diferenciado que recibían, aquellos descendientes de los pioneros que cruzaron la frontera, vestían trajes con solapas aún más anchas, un reflejo y parodia del desprecio mutuo que ambos grupos sentían. En los años 20's una juventud hostil, forjada por la discriminación recibida en el vecino del norte, creó su propia imagen, eran conocidos como Pachucos. Ellos crearon su propio lenguaje conocido como spanglish, la jerga híbrida de aquellos sin patria. Eran sociedades aisladas del mainstream, rechazados por los hijos del dólar y forjados por la dureza que consistía vivir en calles donde chocaban incluso con compañeros de marginación.


En los 70's, el pachuco se encontraba casi totalmente extinto, el aumento de la violencia en las calles forjó un nuevo tipo de chicano, esta evolución abandonó la parodia hacia la clase media caucásica. Enfundados con ropa amplia de mezclilla y paliacates en la frente, este aparente nuevo grupo heredó y aumentó la furia de su predecesor, fueron conocidos como los cholos. Este grupo de marginados, creó su propio código, su propia forma de vivir, buscaban ganarse el respeto llamando la atención, buscando impacto desde su forma de vestir, buscaban la unión entre similares "El Barrio me respalda".


Sin embargo, lo que pareciera un fenómeno de adaptación internacional, no siempre fue así, en algunas zonas hispano descendientes; incluyendo países latinoamericanos como México, Perú y Argentina, sin descartar a la propia España e incluso en lugares hispanos tan lejanos como Filipinas, dentro de las clases marginadas económica y culturalmente surgen grupos de jóvenes que rechazan e imitan, al mismo tiempo que trasgreden el modo de vida de las clases medias. Llámense canis en España, wachiturros en Argentina, chacas en México o jejemones en Filipinas; se nota una tendencia global a que dentro de zonas marginadas, surjan jóvenes cuyo atuendo y actitud buscan la atención y el reto, "disfraces que protegen, que al mismo tiempo los destacan y aíslan: los ocultan y los exhiben".


En México, específicamente en la zona correspondiente a la capital y a la zona metropolitana, surgen grupos de jóvenes que coinciden tanto en origen, en aficiones, en creencias, así como en modo de vida, proviniendo muchos de ellos de familias disfuncionales en zonas de alto índice delictivo. Han adquirido gusto musical hacia géneros musicales latinoamericanos como el reggaetón y sus derivados. Se juntan en grupos para salir a demostrar que existen, mientras consumen abiertamente sustancias industriales como droga.  Pueden provocar pleitos sólo por demostrar su presencia y tienden a conductas histriónicas para ocultar complejos. Actualmente se agrupan en "combos", que es el nombre de las pandillas con las cuales salen a festejar y a provocar peleas con otros combos, normalmente utilizando como teatro de operaciones las instalaciones del metro, en agravio de la clase media, siendo bastante difundidos en los medios, los conflictos que han tenido en la vía pública.


Ellos buscan crear sus propios códigos tomándolos prestados de otras subculturas, se puede hablar que reciben influencias que van desde grupos originarios de EEUU, como la subcultura hip hop surgida de las poco apacibles calles del Bronx hasta la parcialmente intelectualizada subcultura hipster cuyo estandarte son los de nuevo vigentes lentes de pasta, incluso con evidentes influencias aspiracionales hacia la acaudalada subcultura de los mirreyes. Vemos en ellos influencias tan opuestas como las anteriores, las cuales no hacen más que aumentar, con la reciente adhesión de elementos de la cultura del "cholo" debido al reciente regreso de muchos de ellos a las zonas populares de donde ellos o su familia son originarios. Sin embargo la influencia más importante radica en utilizar un modelo semejante al de los "barrabrava" argentinos, que consistía en utilizar accesorios relacionados con el equipo de futbol de su barrio y durante las peleas robar playeras o pancartas de otras barras, con la diferencia de que los "combos" son ajenos al futbol.


Sin embargo, al pertenecer a estratos económicamente complejos, carecen del presupuesto para adquirir productos para hipsters o mirreyes y aprovechando las bondades del comercio informal, éstos adquieren productos originales de buena marca, copias de buena calidad (producto de la maquila "clon", aquella que trabaja para las grandes marcas y comercia con los excedentes de producción realizando pocas modificaciones respecto a los productos originales), copias de origen asiático o incluso prendas originales, pero de marca original poco conocida, basada en los productos previamente mencionados y elaborados en la maquila nacional. Por lo regular son originarios de zonas donde el comercio es parte importante, como el ya mencionado Tepito, así como Iztapalapa y Nezahualcóyotl, entre otras zonas dentro o cercanas a la capital del país.


Sin embargo la influencia de estos grupos ha alcanzado incluso a gente más cercana hacia clase media de familia tradicional que hacia grupos marginales. De forma tal que podemos ver en escuelas privadas a gente que, en una cadena de imitación adquieren quizá hasta por accidente, productos que originalmente estaban destinados al público naturalmente reguetonero.

Esta extraña necesidad de los jóvenes, ha logrado que empresas productoras de ropa de almacén, produzcan prendas un tanto semejantes a las ofrecidas por la maquila informal que  venden ambulantes, consecuencia de ser un país maquilador de ropa, es natural que se intercambien información dentro de la industria.  El chaca, sin quererlo ha logrado influir dentro de la forma de vestir de muchas personas, su irreverencia a la hora de adquirir elementos de otras culturas han generado un mercado bastante vasto dentro de los gustos de las clases medias y quizá incluso hasta altas. Lo que comenzó como un involuntario acto de rebeldía, terminó alimentando los deseos de aquellas clases que no son de su agrado.


Podemos concluir, que la zona centro del país es un ejemplo muy local para entender como funciona el mercado global de la moda. Siendo un microverso en el cual se repiten factores que vemos en otras subculturas, rechazo a lo establecido y búsqueda de identidad, como cuestiones que vienen implícitas en la naturaleza de los jóvenes.  La cultura del reggaetón en México intercambia constantemente elementos con el resto del mercado, logramos distinguir al usuario de accesorios considerados originalmente como exclusivos de los hipsters (por poner un ejemplo) de un reggaetonero sólo por el contenido del playlist de su reproductor de música; de la misma forma que podemos encontrar usuarios de bazares con la intención de adquirir lo "Hecho en México", que realmente terminan adquiriendo productos cuyo target original fueron los reggeatoneros.

 

Fuentes consultadas:

http://cargocollective.com/rizomatic/Guapitenas-y-Tepichulos

http://www.vice.com/es_mx/video/combos-reguetoneros-full

http://www.eluniversal.com.mx/articulos/78111.html

http://www.publimetro.com.mx/noticias/tepichulos-y-guapitenas-la-nueva-tribu-urbana/plcu!f9teU5mcErt3dcYlblrJw/

Y la calle

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