De empoderada Workaholic a Sexy Neobarroca;
así es la Mujer del Nuevo Milenio
Por Salvador Har
@HarSalvador
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Prólogo
El papel de las mujeres se ha transformado a lo largo de la historia, y responde más que a cuestiones de autonomía a necesidades tanto sociales como económicas, es por eso que en la segunda mitad del siglo XX la mujer pasa de ser ama de casa y niñera a una trabajadora incansable, donde aparentemente obtenía su "libertad" a cambio, son los años ochenta y noventa donde este papel llega a su cúspide y como toda tendencia, obviamente comienza a caer para dar paso a otra. Pocas veces nos preguntamos ¿qué sigue?, ¿qué se está gestando?, es por eso que este articulo está dedicado a descubrir esa interrogante, y a demostrar como la figura de una mujer poderosa por sus logros laborales, nuevamente se está fusionando y pasa a ser una feminidad sobre adornada.
De lo funcional a lo teatralizado
Comprendamos bien como se evoluciona de un Ethos a otro –conjunto de rasgos y comportamientos que determinan el carácter de una persona o comunidad[1]- para ello, tomaré como ejemplo a dos periodos históricos caracterizados por contraponer ideales.
El primero, el Renacimiento como parte aguas en el pensamiento humano y la cosmovisión se convierte en una visión del mundo centrada en los seres humanos, se da importancia al orden de los elementos y a la relación del hombre-naturaleza, por tanto los adornos excesivos y la teatralidad de la edad media pasan a segundo plano, en este periodo es importante el conocimiento y hacer gala de ello, por tanto, el arte y otras expresiones sociales mucho más coloquiales como las vestimenta toman un carácter "funcionalista" donde el orden excesivo de los elementos y la síntesis de formas convergen en modelos idealizados sobre la belleza, lo correcto y el conocimiento, todo centrado en un orden clásico, de inspiración en las culturas griega y romana.
El barroco por tanto, al ser el momento estético[2] que ocurrió después del Renacimiento, y representado una especie de ruptura determinante de los modelos impuestos, iconoclasta […] parece abandonarse a sus caprichos […] sin que ningún código preestablecido mesure o contenga su expresión.[3] Por tanto, se puede entender a este como un abandono de los lineamientos y estándares clásicos del Renacimiento y una búsqueda de una expresión mucho más libre y humana, donde los descubrimientos del renacimiento y las crisis sociales, económicas y religiosas pasan a formar parte del imaginario colectivo, y por tanto este "horror al vacío" es únicamente una justificación causal de los muchos fenómenos sociales que ocurrieron en ese momento, y por tanto todas las expresiones tanto artísticas como sociales pugnan por aproximarse a un paraíso que se juzga ya perdido.[4]
Es por tanto, que el Renacimiento corresponde a un Ethos de tendencia funcionalista, donde toda expresión o forma de pensar de los humanos se encuentra condicionada a los agentes externos es decir al medio ambiente y como afecta este al comportamiento humano, por eso una necesidad determinada denotará en un patrón o establecimiento de un nuevo ideal, este puede ser de belleza o de cualquier otra categoría estética. En cambio, el Ethos barroco corresponde a una contracultura, donde el espíritu humano se cansa de seguir lineamientos y donde las condiciones sociales llevan a una especie de crisis, por tanto esta idealización sobre pasa lo real, lo alcanzable; lo importante en este carácter humano es generar una pantalla, mostrar opulencia en un mundo donde falta todo, donde hay descontento con lo logrado.
Por tanto si se analizan con estos conceptos distintos periodos históricos, podemos notar entonces como se transforma el carácter humano y brinca de uno a otro (existen más instantes del Ethos pero no son objetivos para este ensayo). Podemos notar también como al ser una manifestación de contraposición, el Ethos barroco por regla siempre será el sucesor del funcionalismo, aunque también puede mostrarse a la par de este y ambos llegar a su clímax al mismo tiempo.
La mujer en la década del 90 ; Workaholic
Si tratamos de catalogar el Ethos de está década, hablaríamos de una tendencia funcionalista, ya que en oposición a la década anterior donde hubo crisis tanto económicas, como sociales (principalmente guerras y el descubrimiento del VIH) que se vieron reflejadas en expresiones sociales desenfrenadas y un mundo colorido y teatral, los años siguientes –la década de 1990 es un mundo con mucho más calma, donde la economía y la paz evidentemente mejoran y por tanto se retoma esta simplicidad, líneas rectas, pulcritud.
Dicha estabilidad económica es lograda por la inclusión de las mujeres al mundo laboral, que si bien esta tendencia se gesto desde años atrás y poco a poco mediante movilizaciones, declaraciones de derechos y manifestaciones sociales fue aceptándose e incluso se convirtió en una especie de ideal de feminidad, fue en está década donde llego a su cúspide.
La mujer Workaholic, ( Adicta al trabajo, que abandona el resto de sus actividades por privilegiar el éxito económico y material sobre sus demás logros) es el símbolo de este momento histórico, el ideal de rol femenino pasa de ser una ama de casa, a una especie de "wonder woman" qué además de ser madre, su poder y posición social se ven determinados por la capacidad laboral que tiene, el dinero que genera y su "masculinización" es decir, estas mujeres se introducen en un mundo de "hombres" y pareciera que la única forma de ser aceptada es mediante la mimetización con una figura mucho más masculina, es en esta época donde el auge de los trajes sastres con cortes masculinos para mujeres y los portafolios se convierten en la imagen de toma mujer poderosa, en todo ideal de posición social y éxito.
La Mujer Neobarroca de nuestros Días
Por tanto al llegar a su cúspide en la década de los años noventa y primera década del 2000 la mujer workaholic se convirtió en un ideal ya alcanzado, es decir, en algo que representaba ya no como a un modelo a seguir, sino a una buena media de la población, es decir se masifico. Por tanto, como todo ideal alcanzado y tendencia en el comportamiento, surge de este punto fulminante una contraposición nueva, una nueva tendencia que por obviedad responde a lo contrario, es decir, esta mujer en exceso masculina y que privilegia su capacidad laboral por sobre todo, ahora muestra su poder de otra forma, mediante la capacidad de adornar su imagen por medio de joyas, maquillaje, suntuosidad; es por tanto una mujer neobarroca.
[…] quizá la única diferencia entre los barrocos del siglo XVII y los neobarrocos de nuestros días consiste en que aquellos no sabían que eran barrocos y éstos vaya que saben[5] […]
Al hacer uso de este término cabe aclarar que en teoría las características de esta tendencia son similares al Ethos Barroco del que vengo hablando con anterioridad, la única característica distintiva, es que el barroco es un instante de la conciencia humana, es decir, se puede decir que sucede de una forma prácticamente involuntaria, y el Neobarroco a pesar de representar en esencia lo mismo, es una decisión, es decir, es reconocer y manifestarse inconforme con ciertos patrones establecidos y por tanto generar una contraposición.
Entonces, en este nuevo siglo, el papel de las mujeres o mejor dicho el ideal de mujeres se convierte de nuevo, más que en algo utilitario en una forma teatral y exagerada de representar el poder femenino; estas mujeres neobarrocas representan su poder ya no por su capacidad de hacer, sino por lo que pueden ponerse, lo que pueden adquirir, su capacidad de mostrar su riqueza a pesar de las crisis económicas y sociales que ocurren a la par.
Como dice Karl Lagerfeld: "La crisis se combate con opulencia", y es en esta forma Neobarroca donde convergen nuevos ideales, una búsqueda mucho más expresiva y ataviada de ideales de belleza femeninos.
Es el mismo Lagerfeld con su colección Crucero 2012 donde hace muestra de este ethos barroco, presenta mujeres adornadas en exceso haciendo gala de materiales lujosos, pelucas y maquillaje, se teatraliza de un modo suntuoso, demuestra que tiene poder adquisitivo y deja el carácter funcionalista por un lado, es decir, una mujer ideal del siglo XXI ya no trabaja, dedica su tiempo a cuidar su apariencia, a dar una buena impresión. Junto con Lagerfeld, varias casas de moda tanto francesas como de otras latitudes ensalzan esta nueva idealización femenina; Son Givenchy y Dolce and Gabbana alguna de las más representativas, ellos, a diferencia de Chanel, sustituyen las pelucas por coronas, aretes grandes, joyas suntuosas, anteojos que parecen marcos de pinturas antiguas… En fin, en esta nueva tendencia de la figura femenina, nada es demasiado, y tampoco es muy importante que tan cómodo se está, lo único importante es expresar la individualidad, los sentimientos, la belleza pero de una forma artificial.
Fuentes consultadas:
-Bolívar, Echevarría " Meditaciones sobre el Barroquismo" Versión PDF
-Cortázar, julio; "Del barroco al Neobarroco". Conferencia Magistral. Versión PDF
-Pérez Parejo, Ramón; "El canon de belleza a través de la historia" Espéculo no. 34; mencionado en http://letraheridas.blogspot.mx
[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Ethos consultado el día 7 de Noviembre de 2014
[2] entiéndase por estético no la idea coloquial, sino una visión mucho más amplia correspondiente a la percepción personal de distintas categorías y como van estas influidas directamente por el contexto que se vive. Es decir, el gusto y la experiencia humana irán siempre definidos por la cultura y los preceptos.
[3] Cortázar, julio; "Del barroco al Neobarroco". Conferencia Magistral. Versión PDF página 9
[4] Cortázar Ibíd página 11
[5] Cortázar Ibíd página 22
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