Por Ernesto Tejeda Villa
La gente que conoce de moda sabe de sobremanera que las distintas tendencias que se usan y se usarán en un futuro cercano se generan en los lugares menos esperados o mejor dicho, en los lugares más transitados y menos tomados en cuenta en el mundo: La pasarela de asfalto.
En ésta gran pasarela que hacemos diariamente se van desarrollando tendencias movimientos que unos meses después serán tomados por diseñadores y aplicados a su más reciente colección.
Así es como en este camino por despistar, impactar y hacerse reconocer por la forma de vestir, encontramos del otro lado del mundo a un grupo de jóvenes que no solo visten a la moda, sino que sale de su propia mano vestidos, zapatos, accesorios, sombreros y tocados muy extravagantes y exóticos. Nos referimos a las afamadas chicas Harajuku.
¿Quiénes son? ¿De dónde vienen?, ¿Qué espectáculo van a montar? ¿Cómo se come? Son algunas de las tantas preguntas que salen de nuestra cabeza inexperta y cerrada por la falta de primer contacto con la moda y no indagar mas allá de lo que podemos ver día a día en nuestra pequeña pecera de concreto.
El distrito Harajuku: explosión visual.
Hace algunas décadas la gente viajaba por el gusto de conocer la historia de otros países, sus tradiciones, formas de vida, templos y jardines, así como poder observar aunque sea solo por un instante sus grandes palacios o acceder a deleitarse con sus platillos más exóticos y deliciosos.
Cada viaje, con cada parada que hacemos es una ventana de posibilidades para obtener una gran cantidad de información sobre el lugar que estamos visitando.
Poco a poco Japón ha hecho de sus ciudades experiencias inolvidables en cada rincón que esconde debajo de sus grandes rascacielos y sus espectaculares gigantes con objetos y máquinas que cobran vida a lo alto de éste monstruo de ciudad.
El Distrito Harajuku, ubicado en Shibuya, es una de los grandes puntos atractivos que ofrece Japón. Si bien es hogar de uno de los templos sintoísta más populares y visitados en el país, aquello que lo hace famoso es la peculiar y siempre transitada calle Takeshita que alberga las tiendas de ropa más famosas de Japón, boutiques que son pieza clave al definir el estilo de los jóvenes japoneses.
La ropa que ofrecen dichas tiendas es tan variada que a los jóvenes les resulta fácil combinarlas en un estilo ecléctico cuyo principio rector es la exageración, rompiendo el paradigma de "menos es más". Es así como nace la chica Harajuku, una chica que no le tiene miedo a usar tantas prendas como quiera, accesorios ni maquillaje con el afán de expresar una identidad propia.
Japón del otro lado del mundo.
Con más de un par de décadas de vigencia, las calles de este distrito se inundan cada vez más de jóvenes japoneses que, sin saberlo, marcan varias tendencias a nivel mundial. Esto se debe a que la inspiración de sus atuendos se basa en gran parte en la historia de su cultura y las tradiciones de la misma y si bien la influencia de occidente se hace presente este distrito tiene la capacidad de hacerlo único, extravagante y llamativo.
Desde las grandes y ostentosas crepas hasta los cafés que venden comida al estilo occidental, la calle Takeshita se distingue por mezclar los aires occidentales con los orientales y hacerlos exageradamente atractivos para cualquiera, tanto local como extranjero.
Es toda esta libertad de expresión y de identidad propia vestida de irreverencia y adornos la que atrae y en la cual el mundo de la moda no puede prescindir de ser partícipe. Es algo que simplemente no se puede ignorar y de lo cual se le puede sacar provecho económico y esto lo sabe la industria de la moda.
Con la era digital y los medio masivos de comunicación era casi imposible que el movimiento Harajuku se quedara ahí. El movimiento fue expuesto, quizá, por la cantante y artista Gwen Stefani en su primer disco como solista llamado L.A.M.B. donde todo su concepto se basaba en el tema de Japón y su maravilloso distrito Harajuku. Por si fuera poco, cuatro "chicas Harajuku" la acompañaban a todo lugar y eran piezas imprescindibles de sus conciertos y presentaciones poniendo en la mente de todos, la palabra Harajuku y el misterio de su significado.
Al parecer el éxito de la cantante se debió a lo "nuevo y extraño" de su concepto, algo nunca antes visto, al menos de este lado del globo. A ésto le siguió un segundo disco en el cual seguía utilizando el mismo recurso de las "chicas Harajuku" y una serie de fragancias con la imagen de las cuatro y de ella misma. Pese a que el éxito de Gwen fue un tanto efìmero, la imagen de una "chica Harajuku" ya estaba impregnada en nuestras mentes.
Llegaron para quedarse.
Las chicas Harajuku han traspasado limites y fronteras, llegando a lo alto y largo de países tanto europeos como latinoamericanos y han mostrados sus diversos estilos y formas de vida ante la sociedad, esto sigue generando hoy en día un sinfín de puntos de vista sobre su forma de vestir o maquillarse con sus tocados extravagantes y sus peinados fuera de lo común. Todo esto al pasear una tarde de fin de semana en las plazas públicas.
La vestimenta que portan las chicas Harajuku fuera de tener un sentido de exageración es una forma de expresar su manera de ser, es plasmar en muchas o pocas prendas una serie de simbolismos e iconos. No solo es un disfraz, va mucho mas allá de los distintos movimientos otakus que se han generado dentro del país.
Las personas muchas veces generan un punto de vista erróneo gracias este tipo de grupos, que van más enfocados a un gusto arraigado en la forma de idealización y materializando de sus personajes favoritos de mangas o series.
Las chicas harajuku haces de su vestimenta una forma de vida, extravagante y con mucho o poco color pero con un significado y una historia detrás. Probablemente tenga más sentido para las chicas japonesas que cualquier chica del occidente todo este conjunto de íconos y es por ello que lo toman a base de burla o fuera de lugar en ciudades como México.
Hoy en día hemos visto como nuestra sociedad ha dado paso a que formas de vida y maneras de pensar puedan desarrollarse en México. La sociedad mexicana está más que preparada para dar paso a este tipo pensamientos y gustos por lo ajeno a nuestra cultura, pero, desafortunadamente nuestras costumbres y tradiciones, así como la rígida idea de mantener un estándar de personalidad y de ideologías planteada por el hombre y la mujer mexicana no permite se tenga un libre albedrio juzgando demás cada prenda y accesorio que se usa, ni siquiera pensar en argumentar por que se tacha de incoherentes e incultos.
México debe tener otra postura ante movimientos como las Harajuku, el tabú no puede seguir asi, pues no es solamente una moda pasajera, es una venta a las tendencias próximas y una gran forma de publicidad para marcas y empresas con renombre, esto ayuda y da paso a que la economía de un país sea más fuerte. La industria del vestido es una de las más grandes entradas económicas que cualquier país puede tener y es aquí donde no es un simple capricho para vestirse un sábado en la tarde, es una gama de posibilidades para que las mentes creativas de diseñadores y artistas retomen las tendencias entre los jóvenes que buscan algo diferente y que se identifican dentro de pequeños grupos para intercambiar gustos, estilos y técnicas para construir todo su atuendo.
Fuentes consultadas
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