Del Graffiti al Arte Urbano Y la aceptación del mismo en la Sociedad Por Alejandro Suárez Uribe

Uno de los cuatro elementos básicos del Hip Hop es el graffiti, este surge en los años 70 en los barrios bajos de la ciudad de Nueva York, empieza como una simple firma, generalmente un sobrenombre que los jóvenes dejaban por donde pasaban, se hacía con rotuladores permanentes y servía para saber por dónde habían estado.

Esta necesidad de manifestarse crece, y los jóvenes ya no sólo utilizan rotuladores, sino que optan por pintura en spray, que es fácil de transportar y seca al instante, dejan atrás las firmas y empiezan a darle volúmen a las letras, acompañándola de un personaje, los más hábiles forman frases completas en todo un vagón del tren.

Surge un nuevo "arte" que no necesita estudios, ni títulos, tampoco aprobación de los críticos, un arte que todos pueden apreciar ya que se realizaba muy comunmente en los trenes de la ciudad.

Esta forma de expresión, que se lleva a cabo de manera ilegal empieza a permear a la sociedad y diversos graffiteros exponen sus trabajos en galerías, llegando a un público ajeno a la vida en los barrios pobres de Nueva York y recibiendo algunas críticas negativas por parte de graffiteros que dicen que el graffiti se ha domesticado.

Con el paso de los años y la llegada de la década de 1990 se ven nuevas manifestaciones de "arte" en las calles ya no sólo se usa la pintura en aerosol, si no que hay carteles hechos a mano y pegados con engrudo, etiquetas con personajes, plantillas con mensajes satíricos, tanto a cambiado el panorama que ya no es necesario hacerlo de manera ilegal, porque ahora los dueños de casas o fábricas otorgan permiso a los "artistas" de intervenir sus muros, incluso hay concursos donde el gobierno otorga pintura a los participantes. 

Estas manifestaciones artísticas han salido de Nueva York, llegado a México y no exactamente a barrios bajos, como podemos observar actualmente, colonias de prestigio, colonias "nice" como las conocen algunos, se han visto invadidas por una ola de arte urbano tanto nacional como extranjero.

La apertura que con el paso del tiempo la sociedad ha tenido hacia el "post-graffiti" o "street art" se ve reflejada en la aplicación del mismo en un sin fin de mensajes publicitarios con resultados no siempre favorables, ya que mucha gente sin conocimientos suficientes acerca del movimiento del graffiti o arte urbano hace uso indiscriminado de su gráfica, buscándo sólo  la remuneración económica dado el gran impacto que tiene actualmente.

Y este es el punto al que quiero llegar,  existe un gran número de instituciones ya sea de carácter público o privado que dicen apoyar al arte urbano, donando espacios, materiales, dando difusión, etc. A primera vista esto parece ser un aspecto positivo ya que cada vez más jóvenes tenemos espacios para intervenir y mejores materiales para hacerlo.
Sin embargo el interés que han mostrado instituciones como el Museo del Juguete Antiguo Mexicano MUJAM o Street Art Chilango es muy reciente, surgiendo a la par del "boom" del Arte Urbano en la ciudad de México, estas instancias ayudan a la gestión de espacios y la difusión de obras de manera digital haciendo que lleguen a un público de lo más variado, 
tanto jóvenes que quieren iniciarse en el arte urbano, como simples seguidores de tendencias y que apoyan intervenciones artísticas por el simple hecho de que es "lo de hoy" igualmente, los principales colaboradores  de estas páginas son o personalidades extranjeras o artistas que no iniciaron en el graffiti tradicional y por una u otra razón decidieron ampliar su formato e intervenir muros.

Con esto no quiero decir que esté mal, ya que toda persona tiene derecho a  acercarse a una manifestación artística que le agrade, pero la manera de hacerlo, es decir con un intermediario que de entrada está en esto desde hace menos de 3 años, puede no aportar los conocimientos que uno quisiera adquirir, difundiendo información superficial y quizás errónea.


¿Pero qué pasa con la escencia del graffiti neoyorkino? Pues a pesar de toda la aceptación social se siguen persiguiendo jóvenes que quieren dejar su marca en un muro ajeno ¿Acaso los viejos escritores tienen razón y el graffiti se ha domesticado?

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