Del cuento a la nota: el nuevo mercado del miedo
Xóchitl Espinosa Padilla
@yosoyxo
Juan Pablo Carrasco. "Tengo miedo"
Abstract: El miedo, imaginario o no, se produce ante amenazas que ponen en riesgo nuestra integridad. Los relatos orales, la literatura y el cine, son algunas de las fuentes de este sentimiento, necesario a veces para la supervivencia y para la catarsis.
Los monstruos se modifican con parches que los actualizan en un contexto para hacerlos digeribles con el objetivo de mantener un diálogo con ellos, con nuestros propios demonios reflejados en su imagen y así llevar a cabo nuestros deseos más oscuros y provocar daño al otro desde la comodidad de una butaca y con la certeza propia de la ficción.
El cine y la literatura, entre otras artes, han sido consumidas masivamente a través de la industria del entretenimiento, no obstante, en la actualidad, el miedo no se obtiene a través de dichos productos, sino que se consume por la industria periodística por medio de nuevas narrativas literarias en prensa escrita, radio y televisión.
A veces, estas estrategias literarias, parecen difuminar la línea entre lo real y lo ficticio, incluso se ha documentado que algunos asesinos seriales obtienen ideas para llevar a cabo sus crímenes de productos para el entretenimiento como series y de casos difundidos por la prensa de otros homicidas a los que admiran.
En este texto se hará un breve recorrido por el tema del miedo, las industrias que actualmente son sus fuentes principales y las repercusiones que ha tenido para convertirse en el creador de otros miedos de no ficción.
Palabras clave: miedo, terror, industria, entretenimiento, periodismo.
El miedo y sus monstruos
De un cajón sacó los cuchillos, luego depositó la carne en agua caliente que hirvió por varios minutos en la estufa. José Luis Calva Zepeda cocinaba con esmero.
El platillo del día: la mano y la piel de la mujer que había sido su última pareja sentimental, Alejandra, a quien había descuartizado horas antes.
Fragmento
Sobre nuestros hombros cae tajante la sentencia: "El miedo es una de las emociones más antiguas y poderosas de la humanidad" (2007, p. 125). Howard Phillips Lovecraft, autor de la frase y de varios títulos literarios de horror cósmico, estableció también que la imaginación y la evasión de la vida cotidiana son elementos necesarios para percibir lo macabro.
"El miedo se siente ante lo conocido, la angustia ante el peligro desconocido que no se sabe de dónde viene, que nos envuelve sin mostrar su entorno. El terror es el miedo con una punta de angustia", apunta Juan López Ibor (1958, pp. XI-XII).
Con los pies en la tierra, al contrario del horror, el terror se hace presente en conflictos armados, homicidios o asaltos, entre otras acciones, las cuales generan en quien las ejecuta una sensación de poder y la creación de un nuevo monstruo.
Éste no necesita atacarnos para llevarnos a la muerte con su presencia amenazante. Este miedo intermitente de saberlo cerca o no, se vuelve la condena eterna, pero también factor para la supervivencia al reaccionar de manera defensiva o estática ante este sentimiento
Jean Delumeau (2005) menciona que los seres humanos, a diferencia de los animales, podemos dialogar con el miedo, transformarlo, pensarlo. Fue así que con la conciencia de la propia existencia y la imaginación, se crearon monstruos para explicar aquellos temores que no podían ser expresados con palabras.
Sin embargo, ellos no surgieron como un ejercicio de prevención ante los hechos, sino para atenuar el miedo ante lo incierto.
El miedo en la industria del entretenimiento
Los policías judiciales revisaban el departamento de Calva Zepeda, y se encontraron con una escena de crimen que los dejaría atónitos.
En la cocina descubrieron que el brazo de Alejandra se cocinaba en un caldo espeso, sanguinolento; la pierna se encontraba dentro del refrigerador.
Listos para consumir estaban unos platos que tenían trozos de carne aderezada con limón en la mesa que servía como desayunador. Los peritos los analizan para determinar si se trata de restos humanos y si José Luis se preparaba para comerse a su última novia.
Fragmento
A través de estos personajes inventados, llevamos de los mitos a distintos medios las formas de domesticar la angustia, en ocasiones, aquella producida por la incapacidad de imaginar nuestros, actos tan atroces que rebasan nuestra esfera de lo correcto.
Reproducimos estas historias en las que monstruos antropomorfos encarnan el mal como una manera de recibir ese reflejo de nosotros con el cual puede haber una tregua, siempre actualizando su rostro, pero con la misma esencia.
Las redes de comunicación han provocado que desde hace varios años la información circule de manera masiva, por lo que distintos personajes son reconocidos en el mundo por su expansión en la industria del entretenimiento.
Series, películas, videojuegos, forman parte de los productos en donde proliferan asesinos, monstruos, fantasmas, zombies o extraterrestres, en general, resultado del clima mercantil y psíquico de la sociedad en turno.
En cuanto a los productos audiovisuales, por ejemplo, podemos encontrar una proliferación de películas del género slasher (psicópatas asesinos) que hasta hoy, son referentes culturales vigentes: Psycho (1960), The Texas Chain Saw Massacre (1974), Halloween (1978), A nightmare on Elm Street (1984) y Scream (1996), con sus respectivos remakes y secuelas, por mencionar algunas de las más comerciales y de mayor difusión.
Complace el terror cuando lo percibimos a través de otro porque deseo y miedo se integran desde una zona de confort: la del espectador. En esa posición segura es posible experimentar la autodestrucción imaginaria y hasta desear el sufrimiento ajeno.
En este nuevo siglo el espectador ya no da tregua. Los chorros de pintura roja, los murciélagos pendientes de un hilo transparente, las máscaras de látex con los bordes visibles ya no aterran al consumidor, incapaz de imaginar.
Se ha considerado que el espectador es más crítico ahora, es un público difícil, dicen; las películas se trataron de volver más verosímiles con efectos digitales y de sonido, con historias más elaboradas hasta llegar a las "basadas en hechos reales".
Esta estrategia ha sido un gancho para la audiencia debido al deseo por conocer el sufrimiento "real" del otro desde la seguridad de una butaca, pero al final, el miedo permanece al salir de la sala, donde en algún lugar del mundo "realmente" podría estar sucediendo.
El miedo puede devorarnos, generar tensión y esclavitud, agresividad y fobias, extenderse entre toda una multitud, debilitando los lazos que la hacen una comunidad. Su exceso es enfermedad: "Lo que en el individuo deviene en cáncer y desórdenes psíquicos irresolubles, en las colectividades se traduce en violencias fratricidas, xenofobia y sacrificios expiatorios" (Padilla, 2013, p. 51).
Hoy no es exclusivo del cine o de la literatura la presentación de los nuevos productos del miedo, basta con ver o escuchar un noticiario, leer la noticia por internet o tener una conversación con el vendedor del mercado para reproducir los monstruos de una sociedad que se mantiene expectante, temerosa de encontrarse con la personificación del mal.
Del cuento a la nota
Calva Zepeda no sólo quería ser novelista de terror. También escribía poemas como El caminante:
Algún día todos tendrán que seguir al caminante, dice un fragmento del texto que escribió el presunto descuartizador y caníbal, quien vendía copias de sus escritos los fines de semana en tianguis como El Chopo y Coyoacán.
Al recorrer el piso amarillento del departamento 17, las gotas de sangre guiaron a los policías a nuevos hallazgos esa tarde del lunes.
Al poco rato, el lugar estaba repleto de policías y peritos en criminalística, quienes al registrar la vivienda encontraron cuchillos, libros de brujería, veladoras y textos de terror, algunos escritos de su puño y letra.
Fragmentos de "Presumen canibalismo del homicida" por Icela Lagunas, publicado en El Universal.
En 1966 se publicó el libro A sangre fría del periodista y escritor Truman Capote (sobre el asesinato de una familia y la posterior resolución del crimen), texto que marcó el inicio del llamado Nuevo periodismo, el cual buscaba desafanarse de las estructuras rígidas y "objetivas" que imperaban en la presentación de la información en los medios.
No más pirámide invertida; no más qué, quién, cómo, cuándo, dónde y por qué en las primeras líneas; no más estilo desabrido en las notas. La incorporación de recursos literarios hizo que fuera llamada por algunos "novela de no ficción" y en Hispanoamérica, fue encumbrada en sus inicios por Gabriel García Márquez en Relato de un náufrago, texto en el que el tripulante de un barco con cargamento de contrabando queda a la deriva durante varios días.
Este nuevo estilo de presentar la información a manera de relato permanece hasta nuestros días, diluyendo a nivel masivo la brecha entre el dato y la historia, entre ficción y realidad.
Michel Foucault (2009) señala que las relaciones de poder y de dominación recaen en el cuerpo, objeto del castigo ejemplar en caso de sanción frente a una comunidad que atestigua el cumplimiento de ésta para que la autoridad se asegure, a modo de amenaza, de que cualquiera que se atreva a desafiarle tendrá una suerte semejante.
También menciona que en ocasiones la comunidad muestra su apoyo e identificación con el condenado por su atrevimiento a realizar actos prohibidos, por atentar contra lo correcto.
Con la información al alcance de todos y a través de narrativas que nos protegen, cada vez es más común que ante hechos violentos que cimbran el terror entre la sociedad se genere un mercado de la noticia a través del miedo: con espectadores que reproducen el mito del monstruo con una nueva cara; con consumidores de productos para la seguridad, y también con aquellos que ven satisfecho su deseo del sufrimiento ajeno.
En el cine comercial de hoy las películas que tienen personajes de las clásicas historias de terror están permeadas por una historia de amor en la que el monstruo ya no es aterrador (los vampiros de la trilogía Twilight son un ejemplo) y es que el miedo, como necesidad, ya no se obtiene a nivel masivo de estos productos.
Durante este año, en México, se han reportado diversos hechos con protagonistas inusitados que han provocado miedo sin importar las distancias geográficas que los separan por el manejo de la información en la prensa y el impacto que tiene para la sociedad la realización de estos actos.
Si bien siempre ha habido asesinatos, el miedo como culminación imaginaria de un deseo a través de la identificación con el monstruo por llevar a cabo hechos que son inadmisibles socialmente, toma relevancia cuando los personajes son comunes y realizan actos que ni en los relatos tradicionales son reproducidos constantemente.
Por ello, aunque cada día hay homicidios en México, este año en la zona metropolitana resonaron algunos casos: la degolladora de Chimalhuacán, Anastasia Lechtchenko (quien padece esquizofrenia y asesinó a su madre y hermana), el cuerpo colgado de un puente en Iztapalapa (presuntamente con mensaje de un grupo delictivo), entre otros.
Estos actos tuvieron amplia difusión en medios, sin embargo, los casos de secuestro, asalto, homicidios o aquellos vinculados con el narcotráfico que cada día aparecen en las noticias, también son fuentes de miedo, mezcladas más con cuestiones políticas y sociales del país que con la fantasía: más cercanas a la realidad que al cuento.
No obstante, a veces de la fantasía se extraen los modus operandi de otros criminales en los cuales cualquiera puede inspirarse para desarrollar su estrategia. Por ejemplo, asesinos seriales como José Luis Calva Zepeda, el llamado Poeta Caníbal, tenía productos relacionados con la industria del terror, como un póster de Hannibal Lecter y libros del tema que fueron encontrados en su habitación.
Es que vivimos en un estado permanente de angustia y miedo, ya no como prevención, ya no como entrenamiento para la supervivencia, sino como una realidad exaltada por los medios y por los hechos que hasta hoy, incluso a nivel internacional, nos afectan.
Fuentes:
Bauman, Zygmunt, Miedo líquido, Paidós, Barcelona, 2007.
Delgado, Rodrigo (octubre de 2013), "José Luis Calva Zepeda: Del Poeta al caníbal de la Guerrero" en portal web MX DF. Recuperado de http://www.mx-df.net/2013/10/jose-luis-calva-zepeda-del-poeta-al-canibal-de-la-guerrero/
Delumeau, Jean, El miedo en occidente, Taurus, México, 2005.
EFE (10 de agosto de 2013), "Descubren que asesinos seriales imitan a criminales que admiran" en Periódico El País, Uruguay. Recuperado de http://www.elpais.com.uy/mundo/descubren-que-asesinos-seriales-imitan-criminales-que-admiran.html
Foucault, Michel, Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión, segunda edición, Siglo XXI Editores, México, 2009.
Lagunas, Isela (11 de octubre de 2017), "Presumen canibalismo del homicida" en Periódico El Universal. Recuperado de http://archivo.eluniversal.com.mx/ciudad/87096.html
López Ibor, Juan J., Antología de cuentos de misterio y terror, Editorial Labor, Madrid, 1958.
Lovecraft, Howard P., El horror sobrenatural en la literatura y otros escritos, EDAF, España, 2002.
Padilla, Ignacio, El legado de los monstruos: tratado sobre el miedo y lo terrible. Taurus, México, 2013.
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