La influencia de Roy Lichtenstein en la gráfica del Diseño y moda del siglo XXI

La influencia de Roy Lichtenstein en la gráfica del Diseño y moda  del siglo XXI
Por Miriam  Pedroza Tapia
Zmeyka.mj@gmail.com

"… Yo deseo que mi obra tenga un aire programado e impersonal, pero no creo ser impersonal mientras la realizo". 
Abstract
Un referente obligado dentro del campo de las artes visuales es el artista norteamericano Roy Lichtenstein perteneciente al movimiento artístico de los años 60, apodado Pop Art, el cual utilizó como sustento y base primordial al cómic, para describir frivolidad de la sociedad que lo rodeaba, y que hasta hoy tiene una fuerte influencia en el mundo de la moda.[1]
Palabras clave: arte pop, Roy Lichtenstein, guerra fría, informalismo, expresionismo abstracto estadounidense, capitalismo, moda, revival, década de los 60, cómics, Andy Warhol, Tom Wesselman, Richard Hamilton, EUA

Roy Lichtenstein

Nacido en 1923 en Nueva York y formado junto a maestros como Claes Olderiburg y, Allan Kaprow, Roy Lichtenstein tuvo una entrada tardía en el panorama artístico, estableciendo su peculiar estilo a los 38 años con un cuadro que tituló ¡Mira Mickey, he pescado uno gordo! y que era la ampliación de una tira cómica sacada del envoltorio de un chicle.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la capital artística pasó de París a Nueva York y para 1947 se encontraban en auge el  Expresionismo Abstracto Norteamericano y el Informalismo Europeo, sin embargo, cuando en 1956 muere Jackson Pollock,  el pop Art alcanza su máxima expresión.

Richard Hammilton, fue uno de los pioneros del Pop Art británico, cuyo collage titulado "¿Qué es lo que hace de los hogares de hoy en día tan diferentes, tan divertidos?", ha sido considerado la primera obra del Arte Pop.


Tom Wesselmann, por otro lado, se intereso por el tema de la sensualidad y la mujer como reclamo publicitario y como objeto de consumo. Elegía las partes más sensuales del cuerpo femenino, las piernas, los labios, etc. y las mezcla con objetos cotidianos. Trabajó sobre todo los montajes y las instalaciones, donde incorpora objetos reales y recrea espacios habituales de la burguesía americana.
Andy Warhol utilizó fotografías de prensa contemporáneas y las repitió múltiples veces en la misma superficie arrancándolas de su contexto habitual y trasladándolas al dominio del arte. Describió así la deshumanización que practican los modernos medios de comunicación de masas.[2]
Lichtenstein, que repartía su tiempo entre su estudio en el Greenwich Village y su casa de Long Island, era vulgarmente conocido como el pintor "de los puntitos", la peculiar técnica que utilizaba para ampliar la trama de color de viñetas de cómic e imágenes comerciales; a menudo con frases fuera de contexto, onomatopeyas o eslóganes.
Lichtenstein, escribió el crítico Robert Hughes en una ocasión, "es, como Andy Warhol, un ejemplo del artista industrial americano, un hombre que produce diligentemente un flujo continuo de obra". Una obra en la que "casi nunca se llega al mundo del sentimiento o la experiencia vivida".
Roy Lichtenstein nunca rebatió esta interpretación, y llegó a decir que, "estilísticamente, mi trabajo carece de contenido emocional. Eso es lo que quiero". Entre sus series más famosas están las imágenes de aviones de guerra (Whaam) y mujeres ahogándose, sacadas de cómics baratos de los años 40 y 50: "¡No me importa! ¡Prefiero ahogarme que pedir ayuda a Brad!"; o "Sé cómo debes sentirte, Brad", eran algunas de las ridículas frases que Lichtenstein reproducía tal cual.
Sus obras, estuvieron fuertemente marcadas por el contexto socioeconómico y político de la década de los 60, dado que fue un período caracterizado por un espíritu de protesta y una incapacidad por parte de las personas para ponerse de acuerdo prácticamente en ninguna cuestión.
Debido a los cambios en los modelos económicos en los dos grandes bloques en que se dividió el mundo, la carrera espacial, la consolidación Alemana y por ende, Europea, Lichtenstein presenció los cambios mercadológicos y el incremento del consumismo como medio de consolidación del modelo capitalista. Notándose estas influencias, en los elementos de sus composiciones.
La crítica de la época no tragó la propuesta, y desde entonces la recepción que ha disfrutado Lichtenstein por parte de los especialistas ha sido bastante templada. No así en lo que se refiere a la popularidad y ventas de sus trabajos.
"Era muy difícil hacer un cuadro lo suficientemente despreciable como para que , nadie se atreviera a colgarlo", dijo Lichtenstein en una entrevista en 1963. "Lo que todo el mundo odiaba era el arte comercial, pero al parecer tampoco lo odiaban lo suficiente".
El pintor llegó a admitir que su trabajo desafiaba a su propio sentido del buen gusto, pero que no podía dejar de hacerlo. La familiaridad de los motivos empleados en sus cuadros tenía como objetivo combatir, según afirmó, los conceptos de contemplación, misterio y cualidad pictórica en el arte.
Uno de los intereses de Lichtenstein, fue criticar a la sociedad postindustrial, en la que el crecimiento económico se vincula, sobre todo, a la necesidad de conquistar nuevos mercados (lo que otorga especialísima importancia a la publicidad, de ahí el uso de motivos comunes y populares). Es una sociedad que necesita más consumidores que trabajadores, de donde deriva también la ascendente importancia de las industrias del ocio, que explotan el creciente tiempo libre de los ciudadanos. Desde esta óptica mercantil y despersonalizada, los sujetos tienden a dejar de ser vistos como individuos, para pasar a ser meras funciones sociales, tanto a efectos de su utilización como a efectos estadísticos, con finalidad política (electoral) o comercial (consumo).[3]
En esta sociedad, el amontonamiento, la profusión, es el rasgo descriptivo más importante.
En 1983 expuso en la Fundación Juan March de Madrid cerca de un centenar de pinturas y dibujos de los años setenta. Ocho años más tarde, en 1991, Lichtenstein viajó a Barcelona para supervisar la construcción de su escultura Cabeza de Barcelona, de unos 20 metros de altura, que fue instalada en el puerto de la ciudad. Se trata de una composición de inspiración pop, de colores blanco, rojo, azul, amarillo y negro, que se asemeja a un rostro con grandes pestañas y boca sensual.[4]
En 1993, el museo Guggenheim de Nueva York le dedicó la que sería su última gran retrospectiva, en vida, en la que su trabajo no dejó de observarse de forma muy crítica.

Influencia de la obra de Roy Lichtenstein en el mundo actual de la moda.
La interacción moda-arte es continua e inevitable. Diseñadores y artistas trabajan al fin y al cabo en el mundo de lo visual. Para los diseñadores el mundo del arte es fuente de inspiración constante y los artistas, a lo largo de los siglos, han interpretado el cuerpo humano y su indumentaria influyendo considerablemente en las tendencias de la moda.
Muestra de esta interacción es el impacto que ha tenido el trabajo de Roy Lichtenstein en los trabajos de algunos diseñadores contemporáneos. Como ejemplo, podemos mencionar la colección pre-fall 2012 que Phillip Lim presentó. Algunas de las piezas interpretan casi literalmente el Pop Art de Lichtenstein, al que es inevitable referirse al descubrir los nuevos diseños popartianos de este diseñador de origen chino.[5]


Otro ejemplo de la explotación de la gráfica de este artista, es el caso de la diseñadora Lisa Perry, en colaboración con The Estate of Roy Lichtenstein, en su colección "Lichtenstein" de edición limitada, en la que muestra su gusto por el Arte pop y estampa piezas clásicas del artista en prendas como vestidos y playeras confeccionadas con líneas básicas y frescas reminiscentes a la década de los 60.[6]
Nike también le rindió homenaje con el tenis the Nike Vandal: Lichtenstein ed. En el cuál se encuentran los característicos puntos e ilustraciones de "impacto" tipo cómic en la parte trasera del zapato.[7]

También podemos ver su influencia en el mundo de la publicidad y los objetos de consumo, Vince Mussachia reinterpreta a las famosísimas princesas Aurora, Cenicienta y Bella con gráficas al estilo Roy Lichtenstein, mostrando pensamientos como "
…all i want to do is go home, do a Little sewing and take a nap" o "I should have worn comfortable shoes" y "…sometimes he's such a beast!". Algunas de estas imágenes, fueron usadas en carpetas y cuadernos de apuntes por la empresa Norma en 2011, en nuestro país.[8]

El legado de Roy Lichtenstein en el mundo de las artes gráficas y la moda es innegable cuando aún marcas tan reconocidas como Disney o Nike, lo han usado como referente en la creación de sus productos y campañas.


Referencias


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